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CIRO 8Safe Creative #1207161978585

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-Villa Ugaitz-


- ¿ Qué has hecho con el señor Ugaitz ? preguntó Ocre mientras nos ataban a las sillas.

- Ja, ja - rió el pirata con desprecio - Me temo que se ha reunido con su querida familia.

- Hijo de ... - Ocre se revolvía mientras varios piratas lo amordazaban, tumbó la silla y al caer le dio una patada en la rodilla a uno de ellos tirándolo al suelo, pero el otro le dio un puñetazo y lo dejó sin sentido.

El Lider se paseó ante nosotros en silencio durante unos segundos antes de empezar a hablar.

- No me puedo creer que seáis vosotros... es increíble la suerte que tengo, no  esperaba volver a veros nunca... Pero aquí estáis... Los cuatro cabrones que me dejaron en ridículo. Vinisteis a mi casa con los bolsillos vacíos y os fuisteis sin permiso. - A cada frase levantaba mas la voz - Si no recuerdo mal, no teníais nada, os habían atracado y estabais solos... y mira todo lo que tenéis...! Ja, ja, carretas, comida, caballos... ¡ Sin duda es mi día de suerte !... 


- Que te den.- le dijo Tango con desprecio.

- ¿ Quien es vuestro líder?- preguntó el pirata.

- No tenemos líder- dije yo

- Claro- hizo una pausa mientras me observaba y luego continuó- Traed a ese a la plaza del pueblo- dijo señalándome - a los demás encerradlos aquí.

Uno de los piratas me desató de la silla pero me dejó las manos atadas a la espalda. Me agarró por la chaqueta y me lanzó hacia la puerta,estuve a punto de caer pero me agarró de nuevo y tiró de mi hasta la plaza. Todos nuestros compañeros esperaban allí y estaban desconcertados al verme desfilar atado, pero sobre todo, estaban asustados por la presencia de los piratas. 

-Escuchadme bien- dijo el Líder gritando con su grave y ronca voz para que todo el mundo pudiese oirle. - como ya habréis adivinado estamos aquí para saquearos. Nos llevaremos las carretas con todas vuestras cosas y espero que colaboréis o vuestro líder sufrirá las consecuencias.

- No es nuestro Líder - dijo la voz de un niño rompiendo un silencio que nadie se atrevía a romper. Era Jacob, el pequeño de los niños del convento.- Aceptamos sus consejos y sugerencias porque es muy listo y es bueno. Pero no manda ni grita como usted.

- Me importa un pimiento vuestra política- gruñó el pirata. - Nos lo llevaremos con nosotros por si a alguien se le ocurre hacer una tontería. Meteos todos en las casas y no salgáis hasta hasta que nos hayamos ido.

Uno de los piratas me subió a la parte de atrás de la carreta de los libros, me ató a un lateral Y se sentó frente a mi.

- Más te vale no dar problemas- dijo mientras la carreta empezaba a moverse.

Bajar la montaña por aquel camino fue casi peor que subirla, fue sin duda un viaje movidito, las carretas tenían frenos para aquellos casos pero los piratas no sabían usarlos y bajamos a toda velocidad, saltando y rebotando de arriba abajo y de lado a lado. Yo me golpeaba con la pared y los libros me caían por encima, y el pirata que me acompañaba buscaba desesperadamente algo a lo que agarrarse mientras rebotaba de un lado a otro en aquel mar de libros. 

Cuando se calmó el camino el pirata se recompuso y acomodó unos cuantos libros para sentarse. Yo busqué una postura en la que la cuerda no tirase demasiado pues durante la bajada me había hecho unas buenas rozaduras y me lastimaba en las muñecas.

El pirata cogió tres libros, ojeó los dos primeros, los descartó, abrió el tercero y se recostó hacia atrás acomodandose para leerlo.

- Me sorprende que sepas leer- Le dije.

- ¿Me estás llamando estúpido?- respondió ofendido .- No todos somos analfabetos.

- Valla, pues vuestro líder lo es- dije yo - y hacéis todo lo que él dice sin rechistar, no sólo es analfabeto, es un paleto con pocas luces y otros más listos obedecéis a todo lo que ordena. No tiene sentido.

El pirata cerró el libro de un golpe y se acercó a mi con un gesto amenazante.

- tal y como está el mundo es la ley del más fuerte- dijo

- impera- le corregí yo- tal y como está el mundo impera la ley del más fuerte, supongo que es lo que querías decir. Por lo visto que sepas leer no significa que seas...

- ¿Me estás corrigiendo?!- me interrumpió enfurecido

- Hombre es que apenas sabes habl...-

- ¡¡ Cierra la boca !! Maldito listillo.- gritó amenazándome con el libro -No quiero volverte a escuchar en todo el camino, me oyes!?- 

Había conseguido intimidarme pero cuando apartó la vista de mi no pude evitar sonreír. 

Se sentó de nuevo y retomó su lectura tras varias miradas de desprecio. Leyó durante algo más de una hora y entonces se quedó dormido. Miré a mi alrededor en busca de algo que me fuese útil para soltarme pero la parte de atrás de la carreta estaba abierta, detrás venía otra y el pirata que la conducía podía verme. Así que decidí esperar y pensar en algo.

Pero no tuve tiempo porque a los pocos minutos una flecha entró en la carreta y se clavó en la pared a un metro de mi. Llevaba una bolsita colgada. Levanté la vista para comprobar si el pirata la había visto. No tenía claro el qué pero algo había visto así que me apresuré a abrirla. 

- Ee!!, una flecha!- gritó el pirata creo que nos atacan.

El pirata que dormía entre los libros se despertó, en la bolsita había unos tapones para los oídos así que me los puse lo más rápido que pude

- ¿ qué tienes ahí?!, maldita sea!- gritó el pirata mientras se abalanzaba. 

Entonces otra flecha, esta con un dispositivo electrónico, se clavó en el carro que venía detrás y todos los piratas se llevaron las manos a la cabeza agonizantes, los caballos dejaron de avanzar y se alborotaron, poniéndose de pie y agitando las carretas. Uno de los piratas se cayó de la carreta y sin quitar las manos de los oídos se revolvía de dolor. Yo no podía oír nada pero, por lo visto, la flecha emitía un sonido insoportable. Algo me golpeó la pierna bajé la vista y allí estaba Agalita sonriéndome, sabía que vendría. Cortó la cuerda que me retenía y corrimos hacia el bosque. Me guió hasta una roca tras la que esperaban Tango y Lata y nos quitamos los tapones.

- Estas bien?- me pregunto Tango

- Sí, no os preocupéis- le respondí- gracias por venir a buscarme-

Desde allí podíamos ver a los piratas

- Se están recuperando, ha pasado el efecto- dijo Lata

- ¿ Preparados?- preguntó Tango

- ¿ Preparados para qué?- pregunté yo

- Para recuperar nuestras cosas- dijo Agalita mientras se ponía en marcha de nuevo hacia las carretas.

Lata me dio una de sus porras eléctricas y un golpe en el hombro - vamos - dijo.

Los piratas habían salido de los carros y miraban hacia el bosque buscándonos impacientes.. Yo no sabía luchar, no sabía ni por donde empezar, nunca me había peleado con nadie. Tango llevaba su largo bastón eléctrico y Agalita su arco de flechas, también eléctricas. Tres de los piratas tenían cuchillos otro tenía una barra de hierro y el quinto una cadena.

Salimos del bosque caminando ligero pero sin correr Agalita iba por delante de los demás, al vernos el Líder golpeó en el hombro al pirata que tenía a su derecha y le hizo una seña para que nos atacara. Echó a correr hacia nosotros empuñando su barra de hierro, Agalita tensó su arco sin dejar de avanzar y le lanzó una flecha, la descarga lo tumbó pero enseguida se levantó y hechó a correr de nuevo tras un furioso gruñido. Tango corrió hacia él con el bastón hacia atrás para coger impulso, justo antes de llegar lo giró sobre su cabeza y le golpeó con fuerza, pero el pirata detuvo el golpe con su brazo izquierdo en el que llevaba una protección de plástico. Este arremetió con la barra de hierro pero Tango lo esquivó, y al hacerlo el pirata golpeó en el aire, se desequilibró y dió dos pasos hacia delante, Tango se giró y le golpeó en la espalda con el extremo del bastón derribándolo a la vez que le propinaba una descarga eléctrica que lo dejaría tumbado un buen rato.

Nosotros seguimos avanzando hacia los demás. Agalita llamó mi atención y señaló al segundo pirata por mi izquierda indicándome con cuál debía luchar. Fijé mi vista en él y me hice a la idea de que iba a pelearme y debía tumbarlo. Hasta aquel momento no lo había pensado fríamente, teníamos que haber buscado otra opción, fue todo demasiado precipitado. No tuve tiempo de pensarlo y ya era tarde. En los últimos segundos me di cuenta de que sólo tendría una oportunidad si pegaba primero, si recibía yo el primer golpe podría acabarse ahí la pelea, tenía que empezar pegando, así que aceleré el paso, en los últimos metros alcé la porra para coger impulso y busqué una motivación en el recuerdo de mi amigo Nevil, y en como le quitaron la vida, cuando lo tuve a mi alcance golpeé con todas mis fuerzas soltando un grito de rabia, pero mis toscos movimientos eran predecibles y el pirata  se apartó a tiempo. 

En lugar de golpear al pirata mi estocada impactó en la rueda metálica de uno de los carros y la vibración me devolvió todo el golpe haciéndome perder la porra y lastimándome la mano. 

Quería dar el primer golpe para tener alguna opción, si conseguía esa ventaja y tenía suerte, podía salir bien. Y de no ser por la suerte aquel pirata me habría dado una buena paliza, pero tuve suerte, vaya que si la tuve. 

Tras el fallido golpe retrocedí un paso, el pirata miró brevemente al suelo, vió la porra junto a su pié y me sonrió, yo miraba a mi alrededor buscando algo que usar como arma, echando vistazos rápidos porque no podía apartar la vista de mi contrincante. Este se agachó para coger la porra sin quitarme ojo de encima y me volvió a sonreír. Mi suerte... fué que el pobre infeliz, no estaba viendo hacia donde debía , agarró la porra por el extremo contrario y se llevó una tremenda descarga que lo noqueó. 

Entonces miré a mi alrededor para ver como le iba a mis compañeros. A mi izquierda Tango y Lata seguían luchando con dos piratas, miré a mi derecha y vi que Agalita estaba enfrentándose al Líder, la más pequeña pero la única capaz de hacerle frente. El Líder era una mole y Agalita parecía una niña pequeña a su lado pero se movía con gran agilidad y golpeaba con fuerza y rabia. 

El líder al principio tenía un cuchillo de caza pero Agalita lo había desarmado y el cuchillo estaba bajo la carreta, fuera del alcance del pirata. 

El líder se ponía más furioso a cada golpe que recibía y a cada golpe que daba al aire, pero entonces uno de esos golpes pilló a Agalita desprevenida, el pirata soltó un revés que le acertó en toda la cara y la lanzó contra la carreta, cayó al suelo y se resintió, estaba desorientada pero seguía consciente. 

Intentó incorporarse y entonces escuché de nuevo aquel sonido, aquella explosión, aquel estallido seco. Agalita se echó las manos a la barriga, empezó a sangrar y se derrumbó.

- Noooo..!!! - grité . 

El líder sostenía humeante aquel instrumento de muerte que yo había encontrado en la ciudad, la pistola, la había encontrado en una de las carretas. 

Tango y lata se giraron - Agalita !! Exclamaron los dos 

- No, no, no, no!!- corrí hacia ella. 

El Líder gritó - ¡¡ Nos vamos!! - y las peleas cesaron, tango y Lata corrieron también a acudir a Agalita . 

- No, no, no- seguí repitiendo sin saber que hacer. 

- Si volvéis a intentarlo correréis todos la misma suerte- dijo el Líder antes de irse. Cargaron a sus compañeros heridos montaron cada uno en una carretera y se fueron. 

Agalita estaba perdiendo mucha sangre. Seguía consciente pero a penas podía hablar.

- Presionad la herida mientras busco unas pinzas y el cauterizador!- dijo lata agitado mientras vaciaba apresuradamente su mochila - no dejéis  de presionar, Agalita aguanta.-

- Aguanta, todo va a salir bien- le dije yo. En realidad no sabía si era cierto y estaba muerto de miedo. Ella no decía nada, nos miraba a todos con los ojos muy abiertos,respiraba agitadamente y me apretaba la mano con fuerza.

- Aquí está- dijo lata sacando un aparato metálico de una funda de cuero. - dejadme sitio y sujetadla.

Lata extrajo la bala con unas pinzas mientras Agalita gritaba con gran agonía. Pudo sacarla bastante rápido y no perdió mucha sangre, pero todavía no habían terminado. Lata colocó el cauterizador sobre la herida a pocos centímetros y lo encendió. Este empezó a emitir una luz azul, a la vez que Agalita comenzó a gritar de nuevo con todas sus fuerzas, aquella máquina le estaba quemando la herida para detener la hemorragia. Entonces yo empecé a gritar también. Agalita seguía apretándome la mano, pero con mucha más fuerza que antes, y era la mano que me había lastimado en la pelea. 

Cuando terminó, Lata apagó el cauterizador y Agalita se desmayó.

 - Se pondrá bien - dijo él mientras terminaba la cura.

A dos de los piratas  se los llevaron inconscientes, por lo que tuvieron que dejar atrás una de las carretas, la de los libros, así que acomodamos allí a Agalita.

- La llevaremos de vuelta al pueblo- dijo Tango, - podemos volver luego a por los piratas con más hombres. A caballo podremos alcanzarlos y si trazamos un plan... 

- ¡ No! - interrumpí  rotundamente. - Si no les vencimos con ayuda de Agalita mucho menos lo haremos sin ella, podríamos  sufrir la misma o peor suerte y es un riesgo innecesario. Se han llevado todas nuestras cosas pero... no son más que eso, cosas,... son reemplazables. 

Tras una pausa asintieron con la cabeza sin responder, lo habían comprendido. Nos pusimos en marcha y volvimos al pueblo.

Habíamos perdido nuestras cosas y Agalita había sido herida, pero como les dije a ellos, nuestras cosas eran reemplazables, Agalita se recuperaría pronto y habíamos encontrado el sitio que buscábamos. 

Desgraciadamente Ugaitz, el único habitante del pueblo hasta ese día, había sido asesinado por el Lider y ni siquiera llegamos a conocerlo.  Por aquella tragedia decidimos ponerle su nombre al pueblo, Villa Ugaitz.

Los piratas saqueaban todo lo que encontraban, consumían los recursos y se movilizaban de nuevo. ¿ Qué futuro les esperaba?. los sitios saqueables serían cada vez menos, unos ya estarían saqueados y otros bien defendidos. cada vez encontrarían menos que robar y acabarían desapareciendo como tribu, seguiría habiendo delincuentes entre nosotros por desgracia pero los piatas estaban destinados a desaparecer.
nosotros  encontramos un lugar donde prosperar y teníamos la actiud y los medios adecuados y colaborando entre todos nos forjaríamos un futuro. 


FIN 
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